No es ningún
secreto que el cine mexicano no es de mi agrado o por lo menos en cuanto a las
producciones cinematográficas que por una u otra razón llegan a las salas de
cine, pero no es solo por la poca calidad de los proyectos, sino en especial
por su afán de querer compararse al cine gringo en lugar de buscar una
identidad propia. Con Más Negro que la
Noche, el cine mexicano quiere copiar al cine hollywoodense al mostrar su
carencia de creatividad que lo obliga a que, en lugar de presentarnos una obra
original, llevar a la pantalla un remake de una cinta de hace más de 30 años.
En Más Negro que la Noche, Greta (Zuria
Vega) repentinamente se ve como la única heredera de su excéntrica tía Ofelia
(Lucía Guilman), de quien recibirá toda su fortuna y bienes materiales con una
sola condición: que se encargue de cuidar de su gato negro, Beker. Greta y tres
de sus amigas se mudaran a la vieja mansión de la fallecida tía Ofelia, pero encontrar
muy difícil adaptarse a su nueva vida cuando sucesos extraños empiezan a
ocurrir dentro de la antigua casa.
Esta es la
parte en la que me pongo a decir todo lo que hace que la película simplemente
no funcione, pero he de admitir que me pesa un poco hacerlo, ya que en algunos
aspectos esta producción cuenta con aspectos realmente bueno, no excelentes,
pero buenos. La cinematografía es bastante competente, los escenarios si bien
resultan repetitivos, logran crear una verdadera atmosfera inquietante para
desarrollar la historia y el uso casi inexistente de efectos especiales le da
un toque de realismo bastante agradable (o tanto realismo como una película sobre
una casa embrujada puede ser).
Por
desgracia, cada paso hacia la dirección correcta es seguido por dos pasos atrás.
La historia es completamente predecible, al grado que podría decir que cualquiera
que haya visto una caricatura de Scooby-Doo podría adelantarse a lo que pasará
en la cinta. Las actuaciones son pésimas en el peor de los casos y en el mejor
simplemente risibles, aunque me es difícil especificar si esto se debe a la
pobres habilidades de los actores o por el horrendo dialogo que el guion los
obliga a recitar en cada escena, la pequeña gran excepción a esto es Margarita
Sanz que interpreta a la ama de llaves de la mansión cuyo tono y compostura
estoica sirven para enriquecer la atmosfera desconcertante que quiere alcanzar
el film.
El 90% de
los “sustos” en la película son un personaje parado detrás de otro sin que se
den cuenta, lo cual podría ser un legitimo momento de miedo… las primeras dos o
tres veces pero a la quinceava ya pierde cualquier efectividad que pudiera
tener. Cada personaje es más odioso e insufrible que el anterior, y por lo menos
para mí, no podía esperar para que cada uno de ellos llegara a su predecible y
poco original fin.
Hay una
regla básica dentro del cine, tan básica de hecho que incluso yo la conozco: “No
digas. Muestra” y este film simplemente la ignora la mayor parte del tiempo. Se
nos cuenta sobre sucesos o cambios de personalidad por las que atraviesan los
personajes en lugar de mostrarlos al espectador y dejar que ellos mismos puedan
llegar a sus propias conclusiones. No contento con eso, la cinta presenta
personajes y situaciones que resultan completamente irrelevantes a la historia
y cuya aparición en el film bien podría haberse evitado sin cambiar
absolutamente nada.
Más Negro que la Noche es un caso triste de una buena idea
ejecutada pobremente. El ritmo de la historia es sumamente lento, lo cual solo
sirve para crear más tensión y expectativa en el publico (lo que es bueno), sin
embargo la resolución es tan apresurada que se siente forzada y sin ninguna
otra razón de ser aparte de “bueno, tenemos que terminar esta cosa de alguna
manera” (lo que es malo). Y como se ha hecho costumbre últimamente, al final de
los créditos hay una pequeña escena extra, la que si recomendaría quedarse a
ver, ya que es tan ridícula y sin sentido que honestamente es difícil contener
una carcajada. La única manera en que podría recomendar ver esta película en el
cine es si, como en mi caso, ya han visto absolutamente todo lo demás que hay
en cartelera, y aun así hay mejores formas de perder el tiempo.
Más Negro
que la Noche: 6/10
Mejor que:
Más Negro que la Noche (1975)
No tan buena
como: Tener que aguantar el aullido de un gato a media noche.
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