Los enfermos
mentales menos interesantes del internet regresan en una nueva edición de su
seudo-podcast. En esta ocasión hablan principalmente de temas de actualidad y
de alto interés social: Pokémon, específicamente el nuevo concepto de Pokémon Go,
tanto de los “peligros” como de los beneficios de un proyecto tan ambicioso
como el nuevo plan de Nintendo para dominar el mundo (o mejor dicho, las
carteras del mundo).
ADVERTENCIA:
Uno de los enfermos mentales pasa un par de segundo en lo que, para él,
supuestamente es cantar ¡El horror! ¡El horror!...
“La magia
del cine” es una frase muye común (y el eslogan de cierta cadena de cinemas),
cuyo significado es bastante amplio. El cine puede mostrarnos las maravillas de
galaxias muy, muy lejanas, llevarnos a donde ningún otro ser humano ha ido antes,
contarnos la historia del niño que sobrevivió y un infinito etcétera. El cine también es capaz de recordarnos la
propia belleza de nuestro mundo real y la gente que camina en él. Everest es un ejemplo de este último
caso.
Basada en
hechos reales, Everest nos relata la
historia de varios alpinistas y su travesía para conquistar la montaña más alta
del mundo. Sé que esta es la descripción más vaga sombre la trama de una película
que haya hecho hasta la fecha, pero decir más que eso sería echar a perder la
historia.
La frase “Basada
en un hecho real” siempre hace que dude de las intenciones de la producción que
las utiliza. Muchas veces esas cinco palabras son utilizadas para justificar
una dramatización de los hechos que puede volverse demasiado fantasiosa o
incluso irrespetuosa para las personas a quienes se trata de representar. En
otras palabras menos payasas, “basada en un hecho real” a veces es una excusa
para echarle mucha crema a sus tacos, pero este no es el caso de Everest. Tanto las situaciones como los
personajes son establecidos muy eficaz mente, y aunque sin duda se han tomado
algunas libertades en cuanto a los hechos, esto es sólo para hacer aun más
emocionante la travesía. A fin de cuentas esto es una dramatización, no un
documental.
Cada
personaje tiene la ventaja de ser basado en personas reales, y quizá esto sería
suficiente para darles el realismo necesario, pero la película no se duerme en
sus laureles, y nos presenta a cada uno de ellos de manera más intima, contándonos
el modo de pensar y los objetivos de todos los personajes involucrados, todos
con motivaciones distintas, pero al mismo tiempo con un solo objetivo en común:
Conquistar uno de los lugares más bellos y peligrosos de la Tierra.
Lo que
destaca sobre la cinta es su atmosfera, y la ya mencionada “magia del cine”.
Sinceramente no tengo idea de hasta qué grado se utilizan efectos especiales o
que tanto de la cinta es grabada en la locación real, pero de lo que si estoy
seguro es de que el espectador en verdad logra sentirse como un viajero más en esta
peligrosa travesía, experimentando el vértigo, maravillándose con la belleza de
la montaña y, al mismo tiempo, atemorizado por el gran peligro que el Everest
representa. La inmersión llega a ser tal que el espectador casi puede sentir
los helados vientos de la montaña en el rostro. Eso o el aire acondicionado de
la sala estaba a todo lo que daba, pero de que la inmersión es muy buena, de
eso no hay duda.
Si he de
encontrar una falla en la cinta (y eso supuestamente es más o menos mi
trabajo), diría que el tercer acto se desarrolla de manera muy lenta, por lo
menos si lo comparamos con otras producciones cinematográficas, pero aun este
supuesto “defecto” se utiliza a favor de la historia, haciendo que la situación
sea cada vez más tensa y, hasta cierto punto, extenuante.
Everest es una producción que
verdaderamente vale la pena experimentar en el cine, aunque al igual que el
escalar la montaña, es una experiencia que tal vez no sea adecuada para todo el
mundo. La trama se mueve a un paso lento, y aunque esto se utiliza para ir
involucrando poco a poco al espectador, hoy en día con súper producciones
llenas de explosiones y efectos especiales, la verdad es que no todo público estará
conforme con el ritmo de la cinta. Aun con esto, aquellos valientes que logren
completar el viaje, podrán tener una experiencia diferente a lo que nos tiene
acostumbrado el cine Hollywoodense en la actualidad. Si les interesa, de verdad
tienen que ver la película en la pantalla grande.
Everest:
3/5. Buena
Esta es la
parte en la que hablo de producciones similares, y que tan buena o mala es en la
película en comparación, pero en este caso no me siento realmente cómodo
haciendo eso, así que simplemente y para tener un punto de referencia, les diré
sobre producciones parecidas: La Tormenta Perfecta (2000), ¡Viven! (1993), 127
Horas (2011).
Vuelven los
idiotas menos buscados por el FBI en una edición más de su podcast. En esta ocasión
se discute los festejos del 15 de septiembre, “R” intenta justificar su
alcoholismo, habla de su relación de odio/admiración por Greenpeace y “K”
muestra una perturbadora fijación por Carmen Salinas. Además, en el derroche de
egocentrismo más grande hasta la fecha, el par de imbéciles se creen mejor que
todo el mundo que le da “me gusta” a una publicación en Facebook, demostrando
que tanto “R” como “K” son un asco de personas (aunque eso nunca fue un
secreto).
Es bastante fácil
criticar, ser crítico no tanto. La diferencia entre ambas cosas puede ser en
apariencia sencilla, pero aun así existe. Al menos desde mi punto de vista,
criticar muchas veces se limita a decir “esto no me gusta” o “esto está bien chido” a una u otra cosa, sin
pensar demasiado en él porque; mientras que el ser crítico necesita un poco más
de introspección e implica (o por lo menos debería implicar) una explicación más
profunda de los cómos y los porqués de ese desagrado o aprobación. Todo este
choro mareador es solo una pantalla para fingir que sé de lo que estoy hablando,
pero más importante aún, para poder lavarme las manos y decir que, aunque El Agente de C.I.P.O.L es probablemente
de mis películas favoritas en este 2015, las razones para ello no son tan imparciales
como podría esperarse de un autoproclamado “crítico de cine”.
En El Agente de C.I.P.O.L., veremos las
aventuras de dos agentes especiales: Napoleon Solo (Henry Cavill) e Illya
Kuryakin (Armie Hammer). Durante la “Guerra Fría”, una amenaza de escala global
hace que ambos lados del muro de Berlín deban hacer a un lado sus diferencias y
trabajar juntos, para esto, tanto la CIA como la KGB emplean a sus mejores agentes
en un intento de evitar un desastre nuclear. Junto con la ayuda de Gaby Teller
(Alicia Vikander), los agentes deberán trabajar en conjunto para descubrir el
plan secreto de una célula Nazi y evitar que obtengan la capacidad de crear sus
propias armas nucleares.
De ante mano
debo disculparme por mi falta de originalidad, ya que voy a utilizar un
argumento que ya he gastado muchísimo últimamente: Lo primero en lo que pienso
cuando escucho “película de espías” es en James Bond y en el caso de El Agente de C.I.P.O.L. la situación se
repite, aunque con un pequeño giro: Mientras que las películas de espionaje en
la actualidad tratan de mostrar una cara más “moderna” para despertar el interés
de un público más actual, El Agente de
C.I.P.O.L busca jugar un poco con la nostalgia y evocarnos a algo más “clásico”,
algo bastante evidente si consideramos que la historia se sitúa en plena guerra
fría. En otras palabras, y para abusar aun más de la comparación con Bond, El Agente de C.I.P.O.L es más Desde Rusia con Amor que Skyfall.
Lamentablemente
las comparaciones con otras cintas no terminan ahí. La historia es sacada de una
película de acción genérica: Los buenos tienen que detener a los malos antes de
que conquisten y/o destruyan el mundo. Fuera de la época de los 60´s donde se sitúa
la trama, la verdad es que la producción no hace nada realmente innovador. Por
suerte, la simpleza de la trama hace que sea más fácil apreciar a los
personajes. Tanto Solo como Kuryakin pueden resultar estereotípicos personajes
del genero y la época en que se presentan, pero en lugar de ser copias al carbón
de otros protagonistas similares, ambos logran crearse una imagen propia. El
hecho de que ambos personajes practiquen ideologías completamente opuestas hace
que sus interacciones sean siempre interesantes y, hasta cierto punto,
impredecibles, en la mayoría de los casos inyectando a la cinta con una
saludable dosis de humor negro que, al menos para mi gusto, siempre es
bienvenido.
Creo que
hasta el momento no he hecho más que apelar a mi propio gusto por películas “viejitas”
de espías, pero déjenme asegurarles que el aprecio por ese tipo de cinta no es
necesario para disfrutar de El Agente de
C.I.P.O.L. La película cuenta con muchas y variadas escenas de acción que,
aunque no sean tan aparatosas o innovadoras, no dejan de ser bastante entretenidas,
manteniendo la trama en movimiento, haciendo que el ritmo de la cinta se sienta
bastante dinámico pero sin llegar a ser demasiado acelerado o forzado.
¿Recuerdan toda
esa faramalla de la que hablaba en un principio sobe critica y crítico? En
ocasiones la situación es un poco más difícil, pero lo que es cierto es que
muchas veces algo puede gustarnos sin que nosotros mismos podamos definir muy
bien el porqué, y para mí, ese es el caso de El Agente de C.I.P.O.L. La película no es verdaderamente lo que podríamos
llamar “innovadora”, pero esto no significa que no pueda ser bastante
entretenida. Pongamos lo así: Esta película es como escuchar un muy buen cover
de una de tus canciones favoritas; es algo que ya has escuchado en el pasado y
que quizá no se pueda comparar con la versión original, pero no deja de ser una
interpretación diferente de algo que te agrada, con uno que otro toque que lo distingue
de la canción original. A pesar que me la he pasado comparándola con otras producciones,
la verdad es que El Agente de C.I.P.O.L.
es una buena película por su propia cuenta y definitivamente vale la pena verla
en el cine.
El Agente de
C.I.P.O.L: 3/5. Buena.
No tan buena
como: Kingsman: El servicio secreto (2015).
Mejor que: Misión
Imposible: Nación Secreta (2015) Aunque debo admitir que esto es un poco
injusto de mi parte. Podría decirse que ambas cintas están más o menos a la par
en cuanto a calidad, pero la verdad es que me gusto más C.I.P.O.L.
En esta
nueva edición del podcast favorito de absolutamente nadie, el usual equipo de
idiotas habla sobre la decadente compañía de videojuegos Konami, eso si logran
concentrarse por más de diez segundos seguidos y evitan balbucear estupideces
(Spoiler Alert: No lo logran). Al enumerar algunos de los errores de Konami,
sin querer queriendo, “K” termina embarrando a otra empresa, la cual no podemos
nombrar, solo digamos que sus siglas empiezan con “I” y terminan con “BM”. Pero
lo verdaderamente importante en todo esto es: #FucKonami.
Sé que soy
el primero en criticar el cine en la actualidad con el énfasis que hace en
efectos especiales creados por computadora, sobre todo en la rama de la animación,
pero también hay que aceptar que esto trae grandes beneficios, uno de ellos
resulta ser que, precisamente debido a esta sobre explotación del recurso, toda
producción que no lo utiliza instantáneamente salta a la vista, separándose fácilmente
de “la norma” y cubriéndose de un aire de originalidad. Y ya que tocamos el
tema de la originalidad, hablemos sobre Shaun
el Cordero.
En Shaun el Cordero veremos las andanzas de
Shaun y su rebaño de corderos. Aburrido de su rutina diaria, Shaun planea
conseguir un día libre para él y sus amigos, por lo que deberá mantener ocupado
al granjero durante un día entero. Todo se sale de control cuando el plan sale
demasiado bien y el granjero termina perdido en la gran ciudad. Ahora Shaun deberá
rectificar la situación y buscar a su dueño en la ciudad, creando aun más
problemas para él y sus amigos en el proceso.
En ocasiones
las restricciones que una producción se pone a si misma puede servir para
ejercitar la creatividad de todo el proyecto y Shaun el Cordero nos muestra más de un ejemplo de esto. Lo primero
que salta a la vista es el uso de la animación “stop motion”, cuyo laborioso
proceso es digno de admiración por sí solo, pero no contenta con esto, la película
se da a la tarea de mostrarnos una de las mejores implementaciones de este tipo
de animación, lo cual no es sorpresa si tomamos en cuenta que es la
especialidad de Aardman Animations, que son de los mejores (y pocos) estudios
de animación que siguen utilizando esta técnica y que han llegado al punto de
perfeccionarla.
Otro
elemento muy importante en cualquier película es “no lo digas, muéstralo”, en otras
palabras, que las acciones plasmadas en la pantalla muestren por si solas lo
que se intenta decir sin abusar demasiado del dialogo entre personajes; Shaun el Cordero soluciona este problema
dando énfasis a cada elemento en pantalla al suprimir completamente el dialogo.
Así es, en teoría, Shaun el Cordero
es una película muda, por lo que la pantomima en general es utilizada para
contar su historia. Esto puede que aleje un a alguien que quiera ver algo un
poco más tradicional, pero créanme que precisamente esa relativa carencia de diálogos
solo ayuda a dar aun más protagonismo a la de por sí ya excelente animación.
Aun con
todas estas alabanzas, todavía no toco el punto más importante de la película:
el humor. Por un lado, es un poco triste que haya tenido que ver esa película en
una sala prácticamente vacía, pero por el otro, nadie tuvo que callarme cada
cinco segundos por soltar fuertes y sinceras carcajada. Como siempre, el humor
es completamente subjetivo y depende de cada persona, pero para mí, pocas veces
he reído tanto en una película como en Shaun
el Cordero. No sabría cómo explicarlo, pero el humor simplemente funciona,
incluso en ocasiones en las que no debería, por ejemplo, siempre me quejo en
una comedia cuando se utiliza una misma broma una y otra vez, Y Shaun tiene un
gag visual muy sencillo que se utiliza fácilmente unas cinco veces, cada una
igual o más graciosa que la anterior, y ese chiste visual se extiende aun hasta
los créditos finales donde se da una revelación que sólo hace más gracioso el
chiste.
El cine en
general puede ser muchas cosas. Puede hacernos entender más sobre nosotros
mismos y el mundo que nos rodea, darnos ideas en las que nunca hemos pensado
antes y un gran y extenso “etcétera”, pero también es una forma de
entretenimiento, y esa es precisamente la palabra para Shaun el Cordero: Entretenida a más no poder. La historia es
sumamente simple, pero su objetivo no es contarnos una historia épica, sino
simplemente divertirnos por hora y media, algo que se logra de forma casi
perfecta. Si ustedes, al igual que yo, están un poco cansados de tanta animación
por computadora donde todo tiene una estética demasiado similar entre una producción
y otra, definitivamente denle una oportunidad a Shaun el Cordero, de ser posible mientras aun esta en los cines, ya que es la mejor manera de
apreciar la espectacular animación. Solo una advertencia final, tengan cuidado
al consumir bebidas durante la proyección de esta película, muy probablemente
los líquidos saldrán expulsados por la nariz a causa de una fuerte e
incontrolable risa (true story).
Shaun el
Cordero: 4/5. Muy Buena.
Mejor que:
Un Gallo con Muchos Huevos (2015), Los Minions (2015), Wallace & Gromit: La Maldicion del
Hombre-Conejo (2005).
No tan
buena: … No sé me ocurre nada en este momento… Sólo háganme caso, esta es la película
más graciosa que he visto en lo que va del año.
A estas
alturas es poco más que un rumor, pero considerando que es sobre mi personaje
de ficción favorito de todos los tiempos, no me pude aguantar las ganas de
compartir la nota: 20th Century Fox muestra interés en producir una película de
Mega Man.
La nota me provoca
muchos sentimientos encontrados. Por un lado, al ser fan del personaje, me emociona
mucho la idea de verlo en acción en la pantalla grande (¡Qué bien!), pero se dice que el proyecto es “live action” (Qué mal…); aparentemente uno de los productores de la
cinta es Michael Finfer, productor de la más reciente encarnación de la franquicia
de El Planeta de los Simios (¡Qué
bien!), pero estamos hablando de 20th Century Fox, estudio que nos trajo la
peor película del 2015 (hasta el momento) Los
Fant4sticos (Qué mal…). Tampoco hay que olvidar que hasta la fecha los
videojuegos llevados a la pantalla grande no han dado resultados muy buenos que
digamos (definitivamente qué mal…).
Como fan, me
alegra ver que el interés en el personaje sigue aumentando. Desde su aparición en
Super Smash Bros, su comic editado
por Archie Comics, el reciente
lanzamiento del juego Mega Man Legacy
Collection y su serie animada que se estrena en el 2017, lo cierto es que “The
Blue Bomber” es relativamente popular en la actualidad, aun con todos los
intentos de Crapcom por negarlo.
Sólo el
tiempo nos dirá si todo este rumor resulta verdadero o no, pero por el momento,
les dejo este viejo video que se utilizo para promocionar la inclusión del
personaje en Super Smash Bros.
No importa cuántas
veces veo esto, sigue siendo como inyectarme felicidad pura directamente en los
globos oculares (I have issues...).
Por lo que
he podido escuchar, solo hay de dos sopas: O amas a Seth MacFarlane o lo odias.
Y para minar la poca o nula credibilidad que pudiese tener mi opinión, debo
contradecirme a mí mismo en este instante y decir que yo no podría clasificarme en ninguno de esos
dos grupos. Usualmente disfruto del tipo de comedía de MacFarlane, pero también
es cierto que en muchas ocasiones ese mismo humor resulta más molesto que
gracioso, y ambos casos se ilustran bastante bien en Ted 2.
En Ted 2 veremos una vez más a Ted (duh),
un oso de peluche que mágicamente cobró vida. Tras su boda, Ted (Seth
MacFarlane) empieza a tener problemas en su matrimonio, por lo que junto con su
esposa, decide tener un hijo para fortalecer su relación. Desafortunadamente
para Ted, esto desencadenara una serie de eventos que pondrán en duda si él, al
ser un oso de peluche con conciencia propia, puede considerarse legalmente como
un humano o no. Ahora Ted, con la ayuda de su mejor amigo John Bennett (Mark
Wahlberg), deberá luchar tanto dentro como fuera de la corte para recuperar su
vida.
Al tratarse
de una secuela, resulta casi imposible no comparar a Ted 2 con Ted 1, lo cual
nos presenta tantos pros como contras. Por un lado, podría lavarme las manos y
decir que, si les gusta Ted 1, les
gustará Ted 2, pero esto es sólo una verdad a medias. Aunque se utilizan muchísimos
elementos de la primera cinta, la secuela también toma notas de la
(debatiblemente) más famosa obra de MacFarlane: Family Guy (Padre de Familia,
para los del CCH), influencia que se deja ver desde los créditos iníciales,
hasta el humor referencial cuya intención no es precisamente hacer que avance
la trama, sino simplemente hacer reír, con lo que en muchos casos desvía tanto
la atención como la tonalidad de la historia.
El ritmo de
la trama puede parecer un poco acelerado, pero esto ayuda a la comedia que se
maneja en el film. En ocasiones los cambios son tan drásticos de escena a escena
que parece que dos o más guiones se revolvieron durante la filmación de la película,
pero en lugar de sentirse fuera de lugar, cada situación se ve ligada una a
otra por un elemento muy importante en cualquier tipo de película: sus
personajes. Aunque MacFarlane solamente da su voz a Ted, la verdad es que hay química
entre él y el personaje de Mark Wahlberg. Es cierto que la relación entre estos
personajes se ha explotado desde la primera cinta, pero aun sin tener ese
antecedente, el espectador verdaderamente puede sentir la gran amistad que hay
ente John y Ted. A esta dupla se suma la actriz Amanda Seyfried, que se integra
bastante bien al grupo, aportando un personaje que no es ni completamente
opuesto a los otros, pero tampoco es totalmente diferente a ellos. Estoy consciente
que parece que solo estoy cantinfleando en este punto, pero es difícil describir
las interacciones entre estos personajes sin dar spoilers.
Como ya
mencione anteriormente, el film se apoya muchísimo en el humor referencial, en
uno muy sujeto a la cultura pop y a la escena geek en general, lo cual
personalmente me encanta, pero que tal vez haga rascarse la cabeza a más de un
espectador. Otro problema del film es el subtexto que con el que trata de lidiar,
específicamente sobre derechos civiles. Soy de los que piensan que cuando se
habla de comedia, o todo es sagrado o nada lo es, en otras palabras, la comedia
puede darse el lujo de tocar cualquier tema por frívolo o serio que resulte y
trabajar con ello, y aunque Ted 2
nunca llega a ser ofensivo o tomar a la ligera los derechos civiles, resulta
imposible negar que este delicado tema se siente un poco fuera de lugar en una película
sobre un oso de peluche mágico malhablado aficionado a las drogas.
Sin dar
muchos rodeos, Ted 2 me resulto
bastante divertida, pero no es para todo publico ni se salva de sus fallas. El humor en ocasiones
resulta demasiado caótico, lo cual puede desagradar a algunos, no toda broma
resulta divertida, la tonalidad puede ser bastante dispar de escena a escena y
el tercer acto es prácticamente una recreación del final de Ted 1. En general, la producción se
siente más como una película de Family
Guy que como una verdadera secuela de la primera cinta, además de que mucho
de lo que se hace Ted 2 ya se vio en
la primera parte, por lo que no resulta tan divertido u original. Ted 2 es el tipo de película que no
puedo recomendar ver en el cine, no porque sea mala, sino que puedo imaginar
que es más fácil disfrutarla en casa, de preferencia con la compañía de amigos
(reales o imaginarios) y con el uso de *ejem* “sustancias recreativas” (If you
know what I mean…)
Ted 2: 2/5.
Meh.
Mejor que:
Pixeles (2015) (No que sea algo difícil de lograr…)